5.10.10

Hay que escombrar desde la escritura fácil. Sin más que un abrir y listo, teclear y pausar, teclear y pausar. Sin embargo, no puedo finalizar mi ensayo en torno a Stein; es el asunto de la mujer multitask dicen mis mujeres multitask. Habremos de escombrar la casa y cada uno de sus rincones. ¿Para saber cómo? No. Ni dónde, ni cuándo, ni, si no para mirar: que existe el espacio para cada una de las cosas que son él y que dejan de ser yo.

Un hijo es abrir un hueco para todo y desde todo. Desde el vientre o la vagina y luego en los brazos, luego más allá del cuerpo que sigue siendo el cuerpo. Abrir la casa, sus laberintos, abrir el librero, abrir las alacenas, abrir el cielo y la tierra, abrir espacio en el sueño, abrir cada orificio para la respiración, abrir entonces la respiración, abrir la escritura, incluso.

Hay que, escombrar entre la pared y el suelo. Y desprenderse. Este es el arduo principio, nunca final.

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